El miércoles al mediodía, un hombre y una mujer con un nene de 2 años en brazos entraron a “Lola Mora”, local de ropa ubicado en Avenida Libertad al 500.

En cinco minutos, el delincuente de tez morena, calvo y con un apósito en la frente ingresó acompañado de una cómplice y un menor de edad. Cero intención de comprar. Estaba todo planeado.

A las 12:20 ponen el plan en marcha. El ladrón consulta por un jean y pide probarselo. La empleada lo atiende y lo invita a pasar al cambiador para ver si el talle era el indicado.

En ese momento comienza el hecho delictivo. El ladrón sale del cambiador relojeando la posición de la vendedora, que estaba en la parte delantera del comercio. La señora, calmando la incomodidad del niño en brazos, hacía de pantalla.

El ladrón empieza a apilar varios pantalones en la estantería de exhibición. Hasta tiene la calma para mezclar modelos y talles. Mezclaba de una pila y otra, en milésimas.

En un flash toma una pila de 5 o 6 jeans, los camufla con el que tenía en las manos para probárselo y se mete rápidamente al cambiador. Y fue por más. Salió y buscó la segunda tanda de pantalones. Una torre de la misma cantidad. Y regresó al cambiador.

Después de cuatro minutos en el probador salió con un pantalón puesto del local, mucho más grande que su talla. Debajo, enroscados, una docena de jeans. Tapándose con otra prenda sale del cambiador y se despide.

Al notar el faltante, los propietarios del comercio recurrieron al sistema interno de cámaras de seguridad y observaron el robo en primera plana.

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